El Caribe se ha consolidado nuevamente como un punto estratégico para el tráfico internacional de cocaína, evidenciado por incautaciones récord en República Dominicana, mientras Colombia registra picos sin precedentes en la producción de esta droga. Este resurgimiento subraya la evolución de las rutas del narcotráfico en la región y su creciente conexión con el mercado europeo.
República Dominicana: Centro del Auge
En lo que va del año, las autoridades dominicanas han incautado más de 30 toneladas de cocaína, superando el récord de 27,7 toneladas establecido en 2022. Este aumento dramático representa un quíntuple crecimiento en las confiscaciones desde 2019, marcando a la nación como un eje clave en la ruta caribeña.
El puerto de Caucedo se ha convertido en el escenario de grandes decomisos. El 9 de noviembre, la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) interceptó 2,2 toneladas de cocaína destinadas al puerto belga de Amberes, en un contenedor procedente de Panamá. Esta operación se posiciona como la segunda mayor incautación en la historia del país.
En otro caso notable, fuerzas estadounidenses y británicas interceptaron el 12 de septiembre un semisumergible cargado con 2 toneladas de cocaína en aguas dominicanas, marcando la primera operación de este tipo en el Caribe desde 2020.
Una Ruta con Historia y Renovación
El auge de incautaciones refleja el resurgimiento de la ruta caribeña, que en la década de 1980 manejaba el 75% de la cocaína destinada a Estados Unidos. Aunque la ruta perdió relevancia tras la intensificación de las políticas antidrogas de Estados Unidos, su renovado uso responde a estrategias de los cárteles para evadir los controles en Centroamérica y abrir paso hacia Europa, donde el consumo ha aumentado significativamente.
Perspectivas Regionales
El Caribe francés también ha reportado un incremento significativo en los decomisos, con 15 toneladas de cocaína confiscadas en julio de este año, superando las cifras de 2023. Estos datos confirman que el narcotráfico ha encontrado en el Caribe un punto de tránsito atractivo debido a la ubicación estratégica y la dificultad de vigilancia en sus vastas aguas.
Mientras tanto, Colombia sigue siendo el principal proveedor mundial, con niveles históricos de producción que alimentan las redes de tráfico transnacional.
El resurgimiento del Caribe como corredor de narcotráfico plantea nuevos desafíos para las autoridades internacionales, que deben coordinar esfuerzos más efectivos para frenar el flujo de drogas hacia mercados globales y mitigar el impacto de este comercio ilegal en la región.