
En un nuevo episodio que refleja el creciente poder del narco en las zonas más vulnerables del país, la Fiscalía Adjunta contra el Narcotráfico y Delitos Conexos pidió prisión preventiva contra 13 personas ligadas a la peligrosa banda conocida como “Los Myrie”. El grupo, según las autoridades, operaba una red de venta de drogas en Alajuelita, sembrando violencia y caos en comunidades como San Felipe y Concepción.
Desde la madrugada, el Juzgado Penal de Hatillo se convirtió en el escenario de una tensa audiencia judicial. La fiscalía expuso cómo esta organización criminal fue desarticulada gracias a un operativo masivo que incluyó 17 allanamientos simultáneos. Siete personas fueron capturadas en sus viviendas, mientras otras seis, ya encarceladas por delitos previos, fueron notificadas de nuevos cargos. Entre los arrestados destaca un presunto líder de la banda, identificado como Myrie Rodríguez, junto con otros nombres clave como Muñoz Lizano y Aaron Morales.
La operación reveló que “Los Myrie” no solo vendían droga al menudeo. También estaban implicados en enfrentamientos violentos con bandas rivales, armados con fusiles de alto calibre. Su guerra por el control del territorio convirtió a zonas residenciales en verdaderos campos de batalla.
Este tipo de organizaciones representan una amenaza directa para la estabilidad de la ciudadanía. Más allá del negocio ilícito, generan miedo, destruyen el tejido social y secuestran la tranquilidad de los barrios. La normalización del crimen y la presencia constante de armas y drogas cerca de escuelas, parques y hogares, siembran un ambiente de inseguridad permanente. Lo que empieza como “un punto de venta” termina por convertirse en un ecosistema criminal que corrompe desde adentro. Las comunidades quedan atrapadas entre el silencio, el miedo y la desesperanza, mientras la violencia se convierte en parte del paisaje diario.