
El cerco internacional contra el narcotráfico cerró con fuerza en Colombia tras la captura del guatemalteco Cristhian Vaides, alias “El Tuerto”, considerado por autoridades estadounidenses como una pieza clave en una red que movía más de cinco toneladas de cocaína mensuales hacia Estados Unidos.
La detención se produjo en el Aeropuerto Internacional José María Córdova, en Antioquia, justo cuando Vaides intentaba abordar un vuelo con destino a Ciudad de Panamá. El operativo, ejecutado en coordinación entre la Policía Nacional de Colombia, la Fiscalía General y la DEA estadounidense, detuvo al capo tras varios días de vigilancia encubierta en territorio colombiano.
Vaides, solicitado con notificación roja de Interpol, es requerido por la Corte del Distrito Este de Texas por cargos de asociación ilícita para la fabricación y distribución de cocaína, así como intento de introducir droga a EE.UU. Las autoridades afirman que durante una década fue el cerebro logístico de una red que trasladaba cocaína desde Colombia, atravesando Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México, antes de llegar al territorio norteamericano.
Según las investigaciones, “El Tuerto” no solo coordinaba el transporte terrestre y marítimo de los cargamentos —usando lanchas rápidas, barcos pesqueros, camiones e incluso sumergibles—, sino que además recibía los envíos en Panamá y Costa Rica, para luego almacenarlos en Guatemala y repartirlos con ayuda de su estructura criminal.
Este golpe a las redes del narcotráfico evidencia el alcance transnacional de estas organizaciones, que operan con precisión militar y una logística de alto nivel. Tras su captura, Vaides fue puesto a disposición de la Fiscalía colombiana y ahora enfrenta un proceso de extradición hacia Estados Unidos, donde podría enfrentar múltiples décadas de cárcel por sus crímenes.
La caída de “El Tuerto” representa una victoria clave en la lucha internacional contra el narcotráfico, pero también expone la fragilidad de las fronteras y la facilidad con la que estos grupos operan en toda Centroamérica. Su detención podría desatar una ola de nuevas capturas y delaciones dentro del crimen organizado. La pregunta ahora es: ¿cuántos más como él siguen moviendo toneladas bajo las sombras?