
Una nueva operación policial puso al descubierto un auténtico mercado negro en el populoso sector del Ensanche Capotillo, donde la Policía Nacional y el Ministerio Público ejecutaron un impactante operativo que culminó con la ocupación de drogas, más de ocho mil cigarrillos de contrabando y 21 máquinas tragamonedas utilizadas en actividades ilícitas.
La acción, que contó con unidades tácticas fuertemente armadas, se desplegó específicamente en la calle 42, a través del callejón Los Míaos, una zona ampliamente conocida por su actividad criminal. Allí, las autoridades intervinieron varios puntos de distribución de drogas operados por delincuentes ampliamente identificados por la comunidad. Al percatarse del despliegue policial, varios sospechosos lograron escapar, pero dejaron atrás un rastro de ilegalidad que ahora pesa como prueba.
Durante la operación fueron incautadas porciones de polvo blanco (presumiblemente cocaína), marihuana en distintas cantidades, y un material rocoso que podría ser molly, una peligrosa droga sintética. Además, se decomisaron seis balanzas digitales, claras herramientas del negocio narco, junto con miles de cigarrillos ilegales, pertenecientes a marcas diversas que ingresaron al país por canales clandestinos.
El operativo reveló que, además del tráfico de estupefacientes, los implicados también estaban vinculados al comercio de artículos robados en asaltos callejeros, ampliando así la red de delitos en la zona. Las máquinas tragamonedas confiscadas funcionaban como instrumentos de apuestas ilegales, atrayendo a menores de edad y promoviendo una economía criminal que corroe los cimientos sociales de la comunidad.
Las sustancias ocupadas fueron enviadas a la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) para análisis, mientras que los cigarrillos están bajo la custodia del Departamento de Tráfico de Mercancías. Las máquinas ilegales quedaron a disposición de la Fiscalía Comunitaria de Capotillo, encargada ahora de continuar el proceso penal correspondiente.
Este operativo no solo deja en evidencia la alta concentración delictiva en sectores como Capotillo, sino que también refuerza el clamor de los ciudadanos por una presencia policial más firme y constante. La calle 42 se ha convertido en símbolo de la lucha diaria contra un crimen que se diversifica, se adapta y amenaza con normalizarse si no se actúa con contundencia.