
En un operativo de alto calibre que sacudió la tranquilidad de Punta Cana, fue capturado uno de los hombres más buscados por la justicia estadounidense: Jesús Ramos-Villalobos, presunto miembro del temido Cártel de Sinaloa, acusado de traficar fentanilo y otras drogas hacia Estados Unidos. La Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), en coordinación con la Procuraduría General de la República y agencias de inteligencia internacionales, ejecutó la detención sin disparar una sola bala, pero con la precisión quirúrgica de una operación internacional.
El arresto se produjo mientras el sospechoso vacacionaba como cualquier turista, disfrutando del sol caribeño sin imaginar que las autoridades ya le seguían la pista. Ramos-Villalobos, cuya cabeza es codiciada por la justicia norteamericana, estaba siendo requerido por una Corte del Distrito de Columbia, bajo cargos gravísimos que incluyen conspiración para distribuir fentanilo, metanfetamina y cocaína con destino a territorio estadounidense. Su rostro ya estaba fichado en los registros del Departamento de Justicia como parte de una red de tráfico de drogas con tentáculos globales.
Tras su captura, las autoridades dominicanas activaron de inmediato los protocolos de extradición, cumpliendo con los tratados bilaterales con los Estados Unidos. Ramos-Villalobos fue trasladado bajo estrictas medidas de seguridad a la sede central de la DNCD, donde fue interrogado y posteriormente puesto a disposición del Ministerio Público para iniciar el proceso legal correspondiente.
Este golpe contundente al crimen organizado reafirma el compromiso de República Dominicana con la lucha contra el narcotráfico internacional. La DNCD, junto al Ministerio Público, aseguró que no permitirán que el país sea utilizado como refugio de capos extranjeros, sin importar el poder o la influencia que tengan en sus organizaciones. El caso de Ramos-Villalobos es una muestra clara: nadie está por encima de la ley, ni siquiera los tentáculos del Cártel de Sinaloa.