
Una historia que parece insólita pero que refleja la cruda realidad del narcotráfico: una ciudadana cubana fue condenada a 19 años de prisión por intentar ingresar a la isla un kilogramo de cocaína oculto dentro de ocho pares de chancletas de caucho, transportadas desde Jamaica hasta Santiago de Cuba. La mujer fue atrapada en el Aeropuerto Internacional Antonio Maceo, donde agentes aduaneros detectaron el curioso pero letal cargamento.
Entrega vigilada y red criminal desmantelada
Tras su captura, la acusada decidió colaborar con las autoridades y permitió una operación de entrega vigilada que terminó con la detención de otros dos implicados. Gracias a esta cooperación, la policía logró capturar y procesar a todos los miembros de la pequeña red, quienes ya fueron sentenciados con penas de 19, 17 y 13 años, respectivamente.
Además de las condenas, el tribunal ordenó el decomiso de la droga, las chancletas, el equipaje, dinero en efectivo, un celular Samsung y la prohibición de salida del país para los implicados. Todo esto se resolvió en un juicio oral y público correspondiente a la Causa 15 del año 2025.
Juicio ejemplarizante y castigo severo
El proceso fue calificado por medios oficiales como “ejemplarizante”, una muestra más de la tolerancia cero del gobierno cubano contra el narcotráfico. La legislación nacional contempla penas que pueden alcanzar hasta los 30 años de prisión, cadena perpetua e incluso la pena de muerte, dependiendo del grado de participación y las circunstancias del delito.
Uno de los acusados, según fuentes del juicio, era reincidente y gozaba de libertad condicional, mientras que el otro era considerado “multirreincidente”, lo que agravó aún más su situación legal.
Drogas aéreas y la nueva trampa de las “mulas ciegas”
Este caso ocurre en medio de un preocupante aumento en el tráfico de drogas por vía aérea hacia la isla. Las autoridades han reportado un crecimiento en el uso de las llamadas “mulas a ciegas”, personas que transportan equipaje o paquetes sin saber que contienen estupefacientes, a cambio de dinero fácil.
Desde la Aduana del Aeropuerto José Martí, en La Habana, advierten que los viajeros son los únicos responsables de lo que llevan consigo, y llaman a la reflexión: “Piense dos veces si realmente vale la pena”.
Mientras tanto, en las calles cubanas se observa un fenómeno paralelo y alarmante: el incremento del consumo de sustancias como “El Químico”, una droga que está causando estragos físicos y mentales, especialmente entre los jóvenes.
La historia de la mula de las chancletas no solo revela la creatividad siniestra del narcotráfico, sino también la gravedad de un problema que no respeta fronteras, edades ni géneros.