En un operativo contundente contra el crimen transnacional, unidades de Infantería de Marina y Guardacostas de la Armada de Colombia han desmantelado cuatro centros de acopio clandestinos en el sector de Puerto Caimán, municipio de Tubará, Atlántico. En estos oscuros rincones, destinados a alimentar el narcotráfico, se hallaron 41 bultos que contenían 1.217 paquetes de drogas, ocultos con la esperanza de pasar desapercibidos.
La sorpresa fue aún mayor cuando las pruebas químicas realizadas por el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía confirmaron lo que todos temían: 1.215 kilogramos de cocaína pura, listos para inyectarse en las redes del narcotráfico internacional. Este golpe monumental no es solo una victoria de las autoridades, sino una puñalada directa a las finanzas de las mafias que operan en el Caribe colombiano, arrebatándoles mercancía valorada en más de 40 millones de dólares.
El despliegue militar no solo evitó que esta droga llegara a su destino final, sino que lanzó un mensaje claro a los capos del crimen organizado: el control sobre esta región se les está escapando de las manos. La comunidad, que vive bajo la sombra del narcotráfico, ve en este operativo un rayo de esperanza, mientras las autoridades hacen un llamado a denunciar cualquier actividad sospechosa para seguir debilitando a estos imperios de droga y violencia.