
En un operativo de alto impacto, la Marina salvadoreña asestó un duro golpe al narcotráfico internacional al interceptar una embarcación que transportaba nada menos que 1.5 toneladas de cocaína, con un valor estimado de más de 37 millones de dólares. El hallazgo se produjo a 930 kilómetros al suroeste de la bocana El Cordoncillo, en el estero de Jaltepeque, demostrando que el crimen organizado ha extendido sus tentáculos hasta los confines del océano.
Según informó el presidente Nayib Bukele, la operación no solo evitó que esa enorme carga llegara a su destino, sino que también culminó con la captura de tres ciudadanos extranjeros, dos colombianos y un ecuatoriano, quienes presuntamente operaban como «narco-marineros» al servicio de redes transnacionales. Su ruta y comportamiento levantaron sospechas, lo que permitió su localización y posterior interceptación por parte de las fuerzas navales.
Este golpe revela la estrategia que los carteles están utilizando: rutas marítimas cada vez más lejanas de la costa para intentar burlar los controles de seguridad regionales. Pero El Salvador ha dejado claro que está dispuesto a extender su brazo hasta donde sea necesario para cortar los hilos del narcotráfico. El hallazgo forma parte de una serie de operativos que han incrementado la presión sobre el crimen organizado.
La droga decomisada fue presentada como prueba contundente del compromiso del gobierno en la lucha contra este flagelo, mientras crece la preocupación por el uso del país como punto clave en el tránsito de estupefacientes hacia el norte del continente. La guerra contra la droga no ha terminado, solo ha cambiado de escenario: ahora se libra en las aguas profundas del Pacífico