
El senador republicano Marco Rubio desató una tormenta política al lanzar duras críticas contra varios países centroamericanos, acusándolos de alimentar la migración ilegal, el narcotráfico y hasta de convertirse en incubadoras de cárceles internacionales. En un informe reciente, Rubio puso el dedo en la llaga al señalar directamente a gobiernos de la región por su falta de acción y complicidad en fenómenos que, según él, amenazan la seguridad de Estados Unidos y de sus propios pueblos.
Rubio, conocido por su línea dura en temas migratorios y de seguridad, no se guardó nada. En su informe advierte que Centroamérica se ha convertido en una ruta libre para el tráfico de drogas y personas, con estructuras criminales cada vez más sofisticadas que operan con impunidad gracias a la corrupción y la debilidad institucional. Según el senador, estos países no solo no están combatiendo a los carteles, sino que están exportando delincuencia al norte del continente.
Uno de los puntos más incendiarios del documento fue su mención a las cárceles de El Salvador, las cuales Rubio calificó como “modelos de represión” que podrían terminar siendo centros de radicalización criminal. También se refirió al papel de Nicaragua como un refugio para criminales internacionales, y cuestionó los acuerdos de cooperación con países que —según su visión— no garantizan estabilidad ni seguridad.
El informe llega en un momento crítico, cuando Estados Unidos debate políticas migratorias más severas y endurece los controles en la frontera. Las declaraciones de Rubio no solo avivan la tensión con gobiernos centroamericanos, sino que también generan presión interna para que la administración Biden tome medidas más radicales en la región. El senador cerró su informe con una advertencia clara: “La inacción tendrá consecuencias, y Estados Unidos debe estar listo para actuar con fuerza”.